SURAMÉRICA: Huellas mínimas de un camino sin fronteras

En ocasiones, las pequeñas letras e imágenes de las extensas narraciones se difuminan o se pierden en su propia inmensidad. A veces lo simple y lo pequeño se acopla mucho más al tamaño de nuestras propias manos.

He aquí, entonces, algunos pequeñísimos fragmentos de un caminar lento a través de Suramérica, navegando y naufragando en medio de un vasto y bondadoso territorio. Huellas mínimas de algunas jornadas compartidas, aprendidas y vividas con múltiples culturas, todas ellas poseedoras de distintas formas de comprender y experimentar el mundo: Cada una guiada por verdades consolidadas por el tiempo, tras la necesidad de establecer una relación armónica con los seres que comparten sus respectivos territorios.

Es ésta una Suramérica en la que, en medio de imponentes paisajes, resaltan los colores vitales de mujeres, hombres, niños y niñas que -aunque habitantes de un mundo que en muchos casos atropella- conservan, transmiten y contagian el vigor de quien sabe que, tras la oscuridad de la noche, siempre se engendra la posibilidad de un nuevo día.

Diego Moreno

¿DECISIONES DE UNA MANO?

Siempre le han sido indispensables sus manos

al hombre. Ellas han sido claves en su transformación biológica y en la reconfiguración técnica de su entorno.

Algunas veces son usadas para elaborar y

manipular objetos que prolongan el

cuerpo y lo hacen más hábil para las faenas

cotidianas; otras veces, para esculpir

monumentos que conservan la memoria y

guardan en la superficie aquellas huellas

plasmadas por el tiempo; hay también quienes

las usan en la producción de armas

destinadas para la muerte.

Halar, jugar, fabricar, manipular,

extirpar, mutilar, matar. Todas éllas

posibilidades de las manos. Construir o destruir, su pequeña diferencia.

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Tras las huellas de un llamado "Cerro Rico"

Lugar: Potosí

Bolivia

Fecha: Agosto de 2008

Potosí: Una historia que poco conoce de ofrendas y reciprocidades; sólo sabe de desgaste. Esta tierra ha visto el rostro de la destrucción, del agotamiento. Ha visto a sus hijos romperle el vientre, tras el yugo de esclavitudes antiguas y modernas que sustentan la ambición de extraños hombres. Hombres que, ansiosos por acumular poder y capital, olvidan cualquier gesto de intercambio con la tierra y con los seres que la habitan.

Las manos que aquí nos hablan desgarran las entrañas de su montaña madre, como queriendo sumergirse en ella y escapar, de una vez y para siempre, de los sinsabores impuestos por el tiempo y el peso de la historia.

"HILADORA"

Lago Puelo, Provincia de Chubut, Patagonia argentina (2008)

En medio de la inmensidad patagónica, diversas comunidades mapuches han hecho parte de la tierra desde el tiempo en que vivir e interactuar con ella no eran derechos obtenidos por títulos y papeles mudos. Ellos la constituían y estaban constituidos por ella. Expulsarlos de su mapu (tierra) se convierte, entonces, en un desmembramiento, en una cruda mutilación que hace parte de los acelerados procesos que desangran a América Latina.

Desde su profundo y sabio silencio, estas hábiles y minuciosas manos creadoras testimonian una armoniosa relación entre estos hombres y su entorno. Ellas, con su paciente hilar, pueden dar respuesta a miles de preguntas que muchos, cegados por la ambición, jamás se han hecho o, mejor, se han negado siempre a responder.